EDUCAR VS. ADIESTRAR
La educación canina se refiere a que enseñamos a los perros para que se comporten bien en la sociedad humana tanto en casa como fuera de ella. La educación de un perro incluye su comportamiento en la relación con otros perros y con las personas. La educación es necesaria para todos los perros y sus dueños para que la convivencia funcione. Si no educamos a los perros seguramente tendremos problemas de comportamiento como ansiedad por separación, agresividad, tirar en la correa, no acudir a la llamada etc.
Un perro adiestrado no es lo mismo como un perro educado. Se refiere a adiestramiento cuando enseñamos a un perro a obedecer ordenes básicas como sentarse, tumbarse, quedarse quieto, andar a lado nuestro, acudir a la llamada, etc. Que el perro sepa todas estas ordenes no significa necesariamente que este bien educado. Adiestramos a los perros que se utilizan para un trabajo en concreto como perros de rescate, perros de rastreo, perros de policía, perros para buscar drogas o bombas, perro guía etc. El adiestramiento se basa en que el perro cumple con ordenes y tareas cuando se lo pedimos y sin pensar por si mismo o preguntarse porque lo está haciendo.
En el adiestramiento en positivo el perro cumple con el orden porque quiere y tiene una recompensa, premio, caricia o un “muy bien”. En el adiestramiento “tradicional” o en negativo en el que se utiliza el miedo o la obligación lo hace para evitar el castigo que viene después si no cumple con la orden, por ejemplo un tirón fuerte en la correa, una carga eléctrica o un golpe. Por suerte estás técnicas se utilizan mucho menos ahora y la mayoría de los adiestradores enseñan a los perros utilizando métodos de adiestramiento en positivo.
En la educación, es el perro que se tiene que dar cuenta de las cosas y corregir sus errores por su propia voluntad, no porque le damos un orden. Por ejemplo si el perro nos salta encima cuando le vamos a poner la comida no se esta comportando en una manera educada, igual como si nuestro hijo se sienta en la mesa y dice “pon me la comida ya”. Tanto en el caso del hijo como el del perro este comportamiento se debe corregir, pero no dándoles una orden al niño que se calle y luego darle la comida o al perro que se siente y luego darle la comida. Si hacemos esto no estamos educándoles si no sólo “adiestrándoles”: callándose o sentándose tienen la comida pero no lo hacen por propia voluntad sólo cumplen con una orden. En otras palabras no han aprendido a comportarse bien por si mismos dándose cuenta de las cosas y desarrollando un buen comportamiento por su propia voluntad. Debemos enseñar a nuestro perro lo que es correcto y lo que no lo es pero es importante que se de cuenta de ello por si mismo y corriga sus propios errores sin que se lo pidamos.
El perro de compañía no tiene que ser especialista en ningún tipo de trabajo. No tiene porqué saber hacer nada especial. Lo ideal de un perro de compañía es que sepa estar y convivir sin dar problemas.
Un perro educado, que se ha desarrollado bajo el adecuado control de sus propietarios, acaba poseyendo un buen autocontrol de su agresividad, de su excitabilidad, además de que sabe controlar sus miedos y dispone de una alta capacidad de resistencia a la frustración, tan necesaria para que el perro pueda controlar sus impulsos y, sobre todo, su agresividad, independientemente de su tamaño o raza.
Hoy por hoy, el educador está un gran paso por encima del adiestrador.
Dejemos a los perros ser perros.
Cada cual que extraiga sus propias conclusiones y decida, la información esta ahí, que hacer con ella depende de cada uno.
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